
La historia del Carnaval Dominicano: Más que disfraces, es puro corazón
La historia del Carnaval Dominicano: Más que disfraces, es puro corazón
Si hay algo que corre por las venas del dominicano, es el sabor del carnaval. No es solo una fiesta de colores y disfraces… es cultura viva, tradición que retumba con cada tambora y se mete en los huesos como un buen merengue. Pero, ¿de dónde sale todo esto? ¿Por qué febrero se siente distinto en cada rincón del país?
Aquí te lo cuento, sin cuento.
🥁 ¿De dónde viene el carnaval?
El Carnaval Dominicano tiene raíces profundas. Viene mezclado de historia africana, española y taína. Sí, así como lo lees: una mezcla que refleja lo que somos como pueblo.
Desde los tiempos de la colonia, los españoles ya celebraban carnavales en febrero, justo antes de la Cuaresma. Pero no fue hasta que se mezcló con las expresiones culturales de los africanos esclavizados y las costumbres de los taínos, que nació el sazón único del carnaval dominicano.
Y aunque los primeros registros son del siglo XVI en La Vega, hoy en día cada provincia le mete su toque, su swing, su sello.
🎭 Los personajes: más que caretas, son leyendas
Hablar del Carnaval Dominicano sin mencionar a los personajes tradicionales, es como hablar de mangú sin salami.
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Los Diablos Cojuelos: Son los reyes del carnaval, sobre todo en La Vega. Se dice que un diablo fue expulsado del infierno por ser muy travieso, y cayó aquí. Por eso sus trajes son tan llamativos, sus caretas tan terroríficas, y sus fuetazos... mejor te apartas.
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Los Roba la Gallina: Este personaje representa la picardía del pueblo. Es un hombre vestido de mujer, con trajes exagerados, que camina bailando y robando la atención (y comida, en teoría). Humor y tradición en una sola figura.
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Los Tiznaos, Los Civiles, Los Indios: Cada uno con su historia, su mensaje y su presencia única, que le pone más sabor al carnaval.
📍 ¿Dónde se vive con más fuerza?
Aunque el carnaval se celebra en todo el país, hay sitios donde se vuelve una verdadera locura cultural:
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La Vega: El epicentro. Si no has ido, tienes que ir. Allí no es solo desfile, es espectáculo.
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Santiago: Con su propio estilo, más sobrio pero igual de impactante.
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Santo Domingo: Cierra con broche de oro con el gran desfile nacional en el Malecón.
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San Pedro, Bonao, Barahona, Montecristi: Cada uno con su versión, pero todos con alma de carnaval.
🧵 Los trajes: arte en movimiento
Nada de eso es improvisado. Detrás de cada disfraz hay artesanos que duran meses creando verdaderas obras de arte. Cientos de lentejuelas, tela brillante, espejos, campanas, cuernos, máscaras talladas a mano…
Aquí se respira creatividad. Y lo mejor: es una forma de mantener vivas nuestras raíces, pasarlas de generación en generación.
💃 ¿Y qué se baila en carnaval?
Merengue, dembow, bachata, salsa, y lo que suene en la calle. El carnaval es música sin pausa, es ritmo en los pies, es piel que vibra con cada tambora. Es una excusa perfecta para soltar el cuerpo y celebrar estar vivos.