
El casabe: más que pan, un orgullo del Caribe que resiste el tiempo
El casabe: más que pan, un orgullo del Caribe que resiste el tiempo
Si creciste en el Caribe, seguro has probado casabe. Ese pan tostadito, crujiente, que va bien con todo y que tiene más historia encima que muchos de nosotros. Pero el casabe no es solo una delicia pa’ acompañar el salami o el aguacate, es un símbolo vivo de nuestra identidad y de nuestras raíces indígenas.
¿Qué es el casabe y de dónde viene?
El casabe es un pan plano hecho a base de yuca (también conocida como mandioca), sin levadura, sin sal, sin maña… solo yuca rallada, exprimida y tostada. Viene de los taínos, nuestros primeros habitantes, que no solo sobrevivían con él, sino que lo veneraban como base de su alimentación.
Y es que este pan, tan humilde en apariencia, fue clave para la subsistencia de pueblos enteros. No se daña fácil, aguanta el calor, dura pila de días sin echarse a perder y encima llena. ¿Qué más se puede pedir?
Patrimonio cultural que se come
En muchos pueblos dominicanos —y también en Cuba, Puerto Rico y Venezuela— el casabe no es cosa del pasado. Se sigue preparando como lo hacían los ancestros: en burenes (unas planchas de barro o metal sobre fuego), con manos que conocen el ritmo de generaciones. El proceso es artesanal, casi sagrado.
Es tan importante, que en algunos países ya se le está reconociendo como patrimonio cultural inmaterial. Y no es pa’ menos: el casabe es testigo de nuestra historia, y mantener viva su preparación es como mantener viva una parte de nosotros mismos.
El casabe hoy: tradición que se reinventa
Aunque viene de siglos atrás, el casabe no se ha quedado estancado. Hoy lo ves en supermercados, en ferias gastronómicas, en restaurantes de alta gama y hasta en platos gourmet con topping de salmón o aguacate con limón. ¿Lo más curioso? Sigue siendo el mismo pan humilde, solo que vestido pa’ la ocasión.
Incluso hay fábricas modernas que lo producen en masa, pero muchos siguen prefiriendo el de horno de leña, el que hace doña Juana en el campo, ese que cruje bonito y huele a tradición.
Casabe y salud: el combo ideal
Otra razón por la que el casabe sigue firme en la jugada es porque es saludable. No tiene gluten, ni colesterol, ni grasa añadida. Es perfecto para dietas especiales y para gente que busca volver a lo natural. Además, es fuente de fibra y fácil de digerir.
Y aunque muchos lo ven como simple acompañante, el casabe se puede convertir en plato principal si se le pone creatividad. Casabe con queso fundido, con sardinas, con bacalao guisado… ¡una bomba de sabor!
¿Y tú, cuándo fue la última vez que comiste casabe?
El casabe no es solo una comida, es una conexión directa con nuestras raíces. Es parte del alma del Caribe. Así que la próxima vez que tengas uno en la mano, piénsalo dos veces antes de llamarlo “pan sin sal”.
Es cultura. Es historia. Es resistencia.