15 de abril de 2025

Los Guloyas de San Pedro: una fiesta de tambor, orgullo y resistencia cocola

Si alguna vez pasas por San Pedro de Macorís y escuchas un tambor retumbando con sabor a África y movimiento de teatro inglés, no es casualidad. Lo más seguro es que te topaste con los Guloyas, un tesoro vivo de la cultura dominicana que no anda pidiendo permiso pa’ brillar.

Porque sí, los Guloyas no son solo un grupo de baile ni un disfraz pintoresco. Son resistencia, identidad, y un legado cocolo que ha sabido mantenerse firme, sonando fuerte desde hace más de un siglo.


¿Quiénes son los Guloyas?

Los Guloyas son comparsas tradicionales que se presentan en San Pedro de Macorís, especialmente en épocas festivas como Navidad, Año Nuevo y carnavales. Pero lo que los hace únicos no es solo el colorido de sus trajes o lo pegajoso del tambor —que por cierto, te hace mover los pies aunque no quieras—, sino su historia viva, heredada por los descendientes de los inmigrantes cocolos.

Los cocolos eran afroantillanos, principalmente de islas como Saint Kitts, Nevis, Antigua y otras del Caribe inglés, que llegaron a trabajar en los ingenios azucareros a finales del siglo XIX. Con ellos trajeron sus costumbres, su fe, su comida... y su música.


Danza con historia, teatro con sazón

Lo que vemos hoy en día como una coreografía alegre, en realidad tiene raíces teatrales. Los Guloyas mezclan la danza con dramatización, donde se representan luchas entre el bien y el mal, batallas míticas o escenas de la vida misma. Todo acompañado de tambores, flautas de bambú, y un vestuario que es puro espectáculo: plumas, lentejuelas, capas largas y máscaras que parecen salidas de un cuento mágico caribeño.

Cada paso, cada golpe de tambor, es un código cultural que ha resistido el tiempo. Una especie de “teatro callejero” que mezcla lo africano, lo europeo y lo criollo en un mismo baile.


Orgullo patrimonial

En el 2005, la Unesco declaró a los Guloyas como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Y no es para menos. Esta expresión cultural no solo tiene peso artístico, también lleva una carga simbólica de orgullo e identidad para la comunidad cocola de San Pedro.

Y aunque muchos fuera de la región los ven como algo "exótico", para los petromacorisanos es cosa seria. Es memoria, es familia, es una herencia que se pasa de generación en generación.


Los Guloyas hoy: ni museo ni reliquia

Lejos de ser una tradición congelada, los Guloyas siguen bailando, siguen sonando. Participan en festivales, actividades escolares, ferias culturales y hasta eventos internacionales. Pero lo más bonito es que no han perdido su esencia. Siguen siendo ese grito de resistencia, ese recordatorio de que ser diferente no es un defecto, sino un valor.


Un tambor que no se calla

En un país tan diverso como República Dominicana, los Guloyas son ese ejemplo claro de cómo la cultura puede cruzar fronteras, mezclarse y aún así conservar su alma.

Así que si algún día te encuentras frente a una comparsa de Guloyas, no los mires como algo raro. Míralos con respeto, con admiración, y si puedes… suéltate. Que esa música es pa’ bailar, pa’ celebrar, y sobre todo, pa’ recordar quiénes somos y de dónde venimos.


¿Te gustó conocer más sobre los Guloyas? Esta es solo una muestra del sazón cultural que tiene nuestra isla. Sigue conectado con nosotros pa’ descubrir más tesoros dominicanos como este, que no solo alegran el alma, sino que también nos llenan de orgullo cada día.

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