15 de abril de 2025

La Ciguapa dominicana: ¿leyenda de campo o verdad escondida en la montaña?

La Ciguapa dominicana: ¿leyenda de campo o verdad escondida en la montaña?

Si tú eres de aquí, o por lo menos has pasado una noche en el campo dominicano, seguro que has escuchado hablar de ella: la Ciguapa. Esa mujer enigmática, con el pelo larguísimo, los pies al revés y una mirada que dicen que te embruja si la ves directo. Un cuento que ha pasado de generación en generación, pero que todavía hoy sigue sacando su par de sustos.

¿Mito? ¿Cuento para asustar carajitos? ¿O una de esas verdades que se esconden en los rincones más callados de nuestras montañas? Vamos a darle una vuelta a eso.


¿Quién es la famosa Ciguapa?

La Ciguapa es una figura del folclore dominicano, sobre todo de las zonas rurales, donde la tierra es espesa y los caminos se vuelven monte. Se dice que es una mujer de una belleza salvaje, con la piel morena o azulada (dependiendo de quién cuente la historia), con el pelo largo hasta los tobillos… y con una peculiaridad que pone los pelos de punta: sus pies están al revés.

Sí, lees bien. Caminan hacia atrás, por eso nadie puede seguirle el rastro. Mientras más la sigues, más te alejas. Astuta, escurridiza y silenciosa. Así es la Ciguapa.


La leyenda en boca del pueblo

Dicen que aparece en las noches, sobre todo en luna llena, rondando ríos, caminos solitarios o cerros escondidos. Siempre sola, pero como llamando. Si un hombre la ve y cae en su encanto, lo arrastra al monte… y no se vuelve a saber de él. ¿Brujería? ¿venganza ancestral? ¿defensa del territorio?

Las abuelas decían que era mejor no salir después de las 9 si uno vivía cerca del monte. “¡Cuidado con la Ciguapa, que se lleva a los hombres!”, decían. Y los hombres, aunque se hacían los fuertes, se quedaban en casa.


¿De dónde viene la historia?

Hay varias teorías. Algunos la relacionan con raíces taínas, como una especie de espíritu de la naturaleza, defensora del bosque. Otros la ven como una leyenda importada y adaptada a nuestra tierra.

Pero la verdad es que es 100% dominicana. La Ciguapa forma parte de esa cultura oral que no está en los libros de historia, pero que vive en los cuentos de fogón, en los versos de los campesinos y en los recuerdos de los que crecieron en el campo.


¿Y si fuera real?

Mira, tú te ríes, pero todavía hay gente que dice que la ha visto. Gente seria, de campo, que no gana nada inventando. Hablan de sombras entre los árboles, ruidos raros en la madrugada, pisadas que no cuadran… Y claro, siempre está ese primo de un amigo que asegura que la vio y no fue el mismo después.

¿Y qué me dices de la psicología? Algunos dicen que la Ciguapa representa el miedo a lo desconocido, o la advertencia de alejarse del monte de noche. Otros la ven como una metáfora del deseo y del peligro. Pero hay algo que no cambia: su misterio sigue vivo.


¿Qué tiene que ver con nosotros hoy?

Aunque vivimos en tiempos de redes, Google Maps y drones, la figura de la Ciguapa sigue teniendo peso. Aparece en canciones, cortometrajes, tatuajes, y hasta en memes. Es parte de nuestro ADN cultural.

Y más allá de que sea real o no, la Ciguapa representa lo que somos como pueblo: mezcla de magia, historia y cuento bien contado. Una historia que nos une, nos identifica y nos recuerda que no todo se puede explicar.


En conclusión...

La Ciguapa no es solo un mito. Es una ventana a nuestras raíces, una parte de la identidad dominicana que sigue viva entre montañas, cuentos y noches de luna llena. Y aunque quizás nunca la veas, si alguna vez te encuentras en el campo y sientes que algo te observa… mejor no mires pa’ atrás. No sea que los pies estén al revés.

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